La persona que cree en Dios no lo hace porque sí, sino porque ha descubierto que creer en él, Jesucrito, vale la pena. La fe transforma a la persona que cree, es decir, influye en lo que piensa, hace y siente.
Creer en Jesús engloba dos puntos fundamentales
- Estar con él: seguirle en todo y poner en práctica su mensaje
- Sentirse enviado a una misión: anunciar a Jesús con nuestra forma de vida y trabajando por el reino de Dios
Un Dios trinitario
En la vida de Jesús nos encontramos con que hay tres grandes protagonistas: Dios, Jesucristo y el Espíritu Santo. Podemos encontrar a Dios de tres maneras:
- Jesús de Nazaret, hijo de Dios, amado por él y llenado de fuerza por el Espíritu Santo. Es hijo y pasa por el mundo haciendo el bien, muere y resucita por nosotros
- Dios Padre, que envía a su hijo al mundo por una mismión, Jesús le llamaba "Padre". Es el origen de todo, el Creador, envía a Jesús al mundo y lo resucita.
- Dios Espíritu, que llena a Jesús con su furza y le conduce. Pone en marcha a la Iglesia en Pentecostés y la conduce a lo largo de la Historia